Mirá, esto así: adentro de este coso hay un motorcito. Vos
lo encendés y hace girar un ventilador que mueve como si fueran unas banditas
elásticas. Las banditas no se tienen que tocar, porque si no se traba y
recalienta, ¿me entendés? Las banditas, ¿qué hacen? Funcionan como protección,
tipo cortina de almacén, ¿viste? Te reconoce por el peso lo que está pasando. Y
si es más pesado, es como que le canta a la bandejita que está después que algo
anda mal. Entonces la bandejita se traba y ahí te salta la luz, ¿me seguís? Vos
si salta la luz lo tenés que llamar a Héctor. El teléfono está pegado ahí al
costado, ¿ves? Acá tenemos todo organizado. Si no salta la luz, la bandejita
agarra la cosa y se va para abajo, como un ascensor. Ahí ya lo agarran los
chicos de Sellado y vos te olvidás. Si los de Sellado te dicen algo, vos como
si nada, cosa de ellos, ¿me entendés? Lo tuyo está acá. Ahora, ¿qué puede
pasar? Prendés el motorcito, gira el ventilador, pasa las banditas, el coso cae
en la bandejita y hasta ahí todo bien, vos tranquilo. Pero ¿qué pasa? Se traba
cuando está bajando y la luz te sigue verde. ¿Qué hacemos? ¿Es problema tuyo o
de Sellado? Ahí no lo llames a Héctor porque te va a decir que eso no es
nuestro. A lo sumo escribilo en el cuaderno y olvidate, te va a decir. Pero a
vos te tiene que funcionar, ¿me entendés? Es un quilombo. A Sellado no podés
llamar porque habilitás que después ellos te llamen a vos. Es como que les
debés una. ¿Entonces? Claro, yo puse la misma cara. Pero ¿qué hacés? Escuchame
bien: ¿ves ese palo de escoba que está ahí? Lo agarrás. Desatornillás la rejita
de arriba del ventilador. Si no tenés destornillador, llamás a Hugo de
Mantenimiento, que el teléfono está pegado del otro lado. Pero yo que vos, me
traigo un destornillador y te olvidás. ¿Qué hacés? Sacás la rejita. Punta de
palo de escoba. Ojo con darle al ventilador, que lo llegás a tocar y andá
pensando cómo le explicás a tu señora que vuelven a comer fideos. Palo de
escoba y Tuc, golpe seco. Ahí arranca seguro. Con eso, no puede pasar que siga
trabado. Sacás el palo, ponés la rejita y chau. A las doce y media se come.
Quince minutos. Ya lo saben los del sindicato, estamos a esto de lograr diez
minutos más. Suerte, pibe. Y acordarte: cualquier cosa, Tuc. Golpe seco.