lunes, 2 de abril de 2012

SÚPER SAPUCAI


A la una de la mañana, espera el tren Mitre en la estación San Isidro, rumbo a Retiro. Tiene la edad indefinida de esos últimos eslabones de la clase obrera. Las manos pequeñas y anchas, la camisa adentro del pantalón, un bolso de cuero negro apretado entre las piernas, una lastimadura con sangre seca en la nariz. Pero al hombre lo distingue otra cosa: una bandera argentina atada al cuello, que le cuelga por la espalda a modo de capa. Del celular que guarda en el bolsillo de la camisa sale un chamamé al palo que copa la estación. El superhéroe precario no tiene más poderes especiales que el de la supervivencia. A puro sapucai va combatiendo al reggaetón y toda esa clase de ruidos que buscan perforar el sonido de su identidad.   

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