Cuando me mudé a esta cuadra la
cosa ya funcionaba así: las bolsas de basura se tiran en el medio de la calle.
Ni en la vereda, ni en los canastos, ni al pie de los árboles. Y que los pocos
autos que pasan esquiven las bolsas como puedan. No es cosa nuestra. Acá no
hacemos asambleas ni nos dejamos cartelitos. Telepatía pura. Un acto de
protesta colectivo que nunca necesitó de una reunión. Si no nos ponen los
tachos grandes, nosotros tiramos todo en el medio del asfalto. En las paredes
del puente, algún vecino se descargó con un grafiti contra la empresa que
alguna vez ganó la concesión: “Integra: queremos tachotes como en todos los
barrios”. Como no se hacen cargo, tomá. Para que la veas. Al medio de la lleca.
¿Si separamos cartón y papel del resto? ¡Qué se yo! Hacemos lo que podemos.
Andá a decirle a Rulo, el del taller de electricidad para autos, que tiene un
perro de mierda que le ladra en la oreja todo el día, que se acuerde de separar
la basura. O decile mejor a las 300 familias de todas las etnias que salen del
pasillo de enfrente, que más que un PH parece la torre de Babel volcada.
Preguntale a la vieja enana que vive en Argentina hace 50 años y todavía no
habla castellano si ella separa la basura. Acá no se trata de ecología, de
organización social ni de una mierda. Llegás a la cuadra, ves que todos tiran
las bolsas en cualquier parte y vos hacés lo mismo. Y si no te gusta, mudate a
la cuadra siguiente, que dicen que son de Santa Rita para hacerse los Villa del
Parque, cuando son re Paternal.
genial! no aplaco los espasmos todavia
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