Tengo la verborragia erecta y paradójicamente quién me para
ahora. El nudo que siento en el cráneo está desovillándose por el interior de
la cabeza, recorre mi lengua y sale: fuego negro contra la primera pared y
quedará rebotando en esta pieza. A menos que. El nihilismo es potencia, más
allá de lo que diga el amigo Friedrich. Cuando se destapa la pasión triste y se
expande, eso es alegría. Yo no veo arco iris y prados. Me libera la risa sucia,
la llave agnóstica, el beso del desencanto, el último latido de la liebre.
Revolcarse en la distorsión, seguir pidiendo más a la garganta que no puede. La
buena onda, la parsimonia orientalista, la vibra y el rollo de la energía son
el nuevo fascismo. No jodan: en estas latitudes a mí las piernas se me mueven
solas.
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