jueves, 19 de enero de 2012

LAGAÑAS



De pie, sin despertador. Ir a la cocina. Reloj en números romanos. No interpretar. Teléfono. Tratar de pensar posicionamiento del sol sobre los objetos. ¿Dormí 26 horas? Teléfono. Pedazo de sueño pegado en la parte posterior del cráneo: hamacas chirriantes. Teléfono. Hola. No, acá no hay ningún Germán González. No funciona ninguna talabartería. Acá no hay cueros ni nunca hubo. El dueño anterior se apellidaba Serafini. Enterró a su perro en el cantero, lo supe después de trasplantar las orquídeas. Disculpe, ¿me podría decir la hora? Ah, no dormí nada. No hay problema, buen día. 

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