martes, 28 de febrero de 2012

ACÁ QUEDÓ SU SANGRE


Un vaso de yogur con agua que sirve de maceta para una planta que tiene hojas con forma de moneda. Está apoyado sobre un volante con las diversas clases de artes marciales donde resalté los horarios de tai chi. Al lado, un cenicero con tres colillas. Una birome negra sin tapa que no hace falta probar para saber que no funciona. Los tornillos de algo que desarmé. La fuente quemada de una computadora que guardé pensando que podía tener un sentido artístico. Un banquito de plástico con una pata rota después de la caída de mi amigo Pablo. Fue gracioso. El mismo día volcó Ananá Fizz en la terraza y cuando quiso baldear se mojó las zapatillas. La pared a medio pintar. Una mosquita que salta por el monitor y ahora está

Acá

                                   Acá.
                                                           No, acá.

                        Acá quedó su sangre.    

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