viernes, 20 de enero de 2012

CIUDAD AUTISTA DE BUENOS AIRES

Anoche dos pibes en cueros se mataban a trompadas. Una piba gritaba basta, hasta que pintó la sangre y se fue corriendo para la avenida. En esa esquina, bajando el puente en sentido al centro, si se mira hacia arriba, se puede ver un cartel digital de publicidad nuevo y apagado. Todavía no ofrece nada. Está apoyado sobre el techo de la estación de servicio recuperada por sus trabajadores. Les impiden vender nafta, pero mantienen el kiosco, usan la playa de estacionamiento y lavan los autos a mano a bajo precio. En verano se respira un olor inédito, mezcla de petróleo putrefacto y superación de las posibilidades de gestión del espacio. Hoy el viejo gallego que está a la noche me dijo que mejor no me lleve el buñuelo de verdura, que está muy aceitoso. Pusieron un cantero en la esquina, pero nunca sembraron nada. Ahí se apoya, porque da la sombra, el peruano que aprovecha el semáforo para ofrecer inflables con forma de pato y fundas de celulares. Enfrente está el vendedor de jazmines, siempre y cuando no caiga el repartidor de estampitas que una vez me confesó que Dios es un negocio redondo, que deja el 500 % por figurita. De ir en sentido contrario a la avenida, conoceríamos al Mono Mario y su curioso puesto de comidas rápidas, frente al restorán peruano “Mi Chiclayanita”, pero ese es otro capítulo.  Mejor crucemos la avenida, por donde corrió la chica cuando corrió la sangre. De día suelen estar los centroamericanos que venden carne a la parrilla, en la esquina de la bodega abandonada hace más de veinte años. Buen arreglo con la policía, buena carne, sillas de plástico por si querés quedarte a comer al calor de las brasas. Además, tiene vista al cartel gubernamental que dice “cada vez es más fácil conseguir trabajo” y que sistemáticamente alguien se encarga de reventarle a palazos el acrílico que lo recubre.  

3 comentarios:

  1. Diego... me gusta cómo escribís... tu relato fragmentando el tiempo como tu enojo fragmenta la descripción que, no obstante (o inclusive:)cierra la cinta de moebius... porque las superficies deseablemente incompatibles, tarde o temprano acaban en un punto... ¿de encuentro?... gracias por decir... fragmento... narrado.
    Fernanda

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  2. Gracias por el tiempo en leer y comentar, Fernanda. Un abrazo.

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  3. gracias por mencionar al gallego de la estación, ese hombre es un personaje literario hecho carne.
    nos cruzaremos en la esquina!
    abrazo!

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