La Matanza: los agentes
corporativos de información la denominan como “zona caliente” y los políticos
aseguran que si tienen mayoría en este distrito, ganan el país. Entro al destacamento de Lomas del Mirador
donde vieron por última vez a Luciano Arruga: un pibe de 16 años que se negó a
robar para la Policía Bonaerense y está desaparecido hace tres años. El
Municipio mudó la comisaría y permitió que se transforme en un espacio de
memoria, gestionado en parte por familiares y amigos. La mayoría de las salas
se pueden ver solo desde la entrada, porque el Equipo de Antropología Forense
está investigando rastros de la golpiza. A la izquierda la cocina, donde lo
habían torturado meses antes, mientras su familia escuchaba los gritos desde la
entrada y reclamaba que lo liberen. A la derecha, el baño, con un envase de
espuma de afeitar que debían usar los efectivos para quedar con esa cara limpia,
listos para salir a combatir la inseguridad. Al fondo, un descampado donde la
naturaleza toma revancha contra el progreso y brota desde los cimientos.
“Gracias por no preguntar si mi hermano afanaba o se drogaba”, dice Vanesa,
repasando la grilla de las actividades culturales que organizan hoy los
familiares y amigos de Luciano. En el lugar hace frío, a pesar de los 35 de térmica
anunciados en la televisión, que muestra una Bristol repleta y titula “Estalló
el verano”. Un frío que se mete por los huesos y se anuda, gris, en la
garganta.
(*) Gabo Ferro, del disco "La aguja tras la máscara".
No hay comentarios:
Publicar un comentario