El gato que se fue, los hamsters muertos en riña, un par de
canarios envenenados, mi colección de chapitas. La tarde de lluvia en el parque
vacío, la remera que tenía puesta el día del ascenso, mi mejor amigo
de la primaria, una novia que pensé que duraría. Mis bisabuelos, el disco de
Tom Waits, dos o tres certezas, la pelota saltarina. El libro de Castaneda, la
chica que conocí en el norte, mi primera poesía, la carta de Leila explicando
que sólo quería mi amistad. El auto de plástico que me gané en la kermesse, la
reina batata, mis muñecos que jugaban a formar fila, la frazada con dibujos de
motos. Todo tiene que estar en alguna parte.
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