viernes, 3 de febrero de 2012

TRAGEDIA SIN AVISO


Ni “afuera llueve”, ni “de lejos se escuchaba un tren”, ni “los zapatos de él asomaban bajo la cama”, ni “en el segundo cajón estaba el revólver”. Las amenazas nunca son tan obvias. Las tragedias suelen ocurrir sin aviso ni señal. Sino, puede preguntar usted por aquél pobre turista suizo en Costa Rica, que se puso la zapatilla derecha y no le pasó nada, pero cuando se colocó la izquierda no vio al alacrán alojado en la plantilla número 43 del calzado moderno, con cámara de aire y todo, y andá a conseguir un antídoto en menos de media hora en esas playas tan hermosas, pero que ni una salita de primeros auxilios tienen. 

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